El día 4 del pasado mes enero de este año 2016, la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos aceptó la petición de cambiar la fecha de la fiesta y solemnidad litúrgica de Santa Luisa de Marillac. Petición formulada por el Superior General, P. Gregory G. Gay, y Sor Kathleen Appler, Superiora General, y sus respectivos Consejos. La fecha señalada, con efectos inmediatos (es decir, comenzando ya por este mismo año) quedaba fijada oficialmente en el día 9 del mes de mayo, aniversario de la beatificación de Santa Luisa de Marillac.
Hoy, día 9 de mayo, la Familia Vicenciana comienza, con gozo, júbilo y acción de gracias, la celebración de esta nueva fecha de la fiesta de Santa Luisa de Marillac, cofundadora de la Compañía de las Hijas de la Caridad y colaboradora fiel, eficaz y tenaz de San Vicente de Paúl.
Siempre es buena la ocasión de hacer memoria de esta mujer excepcional y un tanto olvidada a lo largo de muchos años, pero felizmente redescubierta en los últimos tiempos. Una mujer fuerte, luchadora, audaz, inventiva, radicalmente comprometida con los pobres y marginados. Una mujer precursora de la acción social y de la caridad inteligente. Una santa de hoy y para hoy, impulsora de un modo nuevo de seguir a Cristo. Alguien ha dicho que, sin Luisa de Marillac, Vicente de Paúl no hubiera podido llevar a cabo toda la ingente tarea en sus obras e Instituciones.
El día 24 de julio de 1660, San Vicente de Paúl, glosando las virtudes de Luisa de Marillac, decía a las primeras Hijas de la Caridad: ““Hermanas mías, ¡qué hermoso cuadro ha puesto Dios ante vuestros ojos! Sí, es un cuadro al que tenéis que mirar como un prototipo que os anime a hacer lo mismo, a adquirir esa humildad, esa caridad, esa tolerancia, esa firmeza en toda su conducta, acordándoos de cómo tendía en todas las cosa a conformar sus acciones con las de Nuestro Señor... Estáis obligadas a seguir su ejemplo; si deseáis ser buenas Hijas de la Caridad, estáis obligadas a poner los ojos en sus virtudes... Hemos visto ese hermoso cuadro delante de nosotros. Nos queda ahora hacer de ella un modelo; y para eso, es preciso que la conozcamos”.
Celestino Fernández, C. M.