“Los misioneros se prestarán gustosos a ayudarlas (a las Hijas de la Caridad) cuando lo pidan, especialmente en lo que concierne a ejercicios y dirección espiritual. También colaborarán con ellas fraternalmente en las obras emprendidas de mutuo acuerdo” (Constituciones, 17).
La atención espiritual a la Compañía de las Hijas de la Caridad es un ministerio que ya viene desde el inicio de la Congregación de la Misión. Es evidente, que esta atención es, a la vez, colaboración fraterna con las Hijas de la Caridad.